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¿Cómo puede la circularidad ser parte de las economía? Las empresas se enfrentan a un reto cada vez más complicado que, al mismo tiempo, es también una oportunidad: crecer y generar valor. Con la dificultad añadida de a los problemas medioambientales y la escasez y volatilidad del suministro de materias primas, lo que incrementa los precios y crea incertidumbre.
Debido a esto, existe un modelo alternativo que propone la economía circular, basado en crecer sin depender en absoluto de la utilización de recursos. Brinda a las empresas la oportunidad de generar valor a sus clientes pese a la difícil situación medioambiental y de escasez de recursos que atraviesa el planeta en la actualidad.
Muchas empresas de todo el mundo ya han adoptado principios circulares para el consumo de energía y materiales, invirtiendo por ejemplo en energías renovables y reciclaje. ¿Qué es lo que hace que eso resulte tan interesante? Los más innovadores se han dado cuenta de que la economía circular no solo afecta al suministro de recursos y a la eficiencia de uso, sino que en realidad consiste en adoptar nuevos modelos de negocio para transformar la demanda de recursos desde el punto de vista del cliente.
Reutilizar, actualizar, reparar y remodelar son solo algunas de las premisas adoptadas por este modelo que permite a las compañías aumentar su eficiencia planteando productos y servicios desde su diseño hasta la propuesta de valor para el cliente.
De este modo se sustituye el tradicional esfuerzo de reducción de costes haciendo más eficientes las operaciones a través de fábricas, operaciones y cadenas de suministro por la innovación constante y el uso eficiente de los recursos.
Algunas de las oportunidades circulares más atractivas requieren tiempo y recursos, mientras que los beneficios rápidos no siempre se traducen en una ventaja duradera. Por eso es tan importante estudiar todas las posibilidades futuras antes de que se conviertan en realidad.
Decidir el momento más adecuado consiste en buscar un delicado equilibrio entre ventajas (liderazgo tecnológico, suministro garantizado de recursos escasos, costes por cambio de proveedores, respuesta a necesidades de los clientes, etc.) y desventajas (falta de apoyos, errores en la elección de tecnología, falta de capacidades, cambios políticos, etc.).
En una reciente investigación elaborada por la consultora Kearney se evidenció que aquellas compañías que apostaban decididamente por la circularidad en sus modelos de negocio aumentaban sus ingresos un 32%, ahorrando un 38% más en costes. Sin embargo, no todos los beneficios obtenidos son económicos, pues lograron que sus clientes fuesen un 50% más fieles y su reconocimiento de marca aumentaba un 70%.
Por ello, cada vez son más empresas las que apuestan por el modelo circular. De hecho, el 40% de ellas lo toman como un factor clave en su agenda de sostenibilidad. La economía circular exige un cambio drástico en la definición de la estrategia empresarial, y requiere involucrar a toda la cadena de valor (fabricantes, proveedores, clientes…) para comprender y aprovechar todas las oportunidades que se presenten.
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