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El ecodiseño promueve «la integración de aspectos ambientales en el diseño y desarrollo del producto, con el objetivo de reducir los impactos ambientales adversos a lo largo de todo su ciclo de vida».
Se equipara el factor ambiental a factores como el coste o la calidad a la hora de tomar decisiones sobre un producto desde que se plantea hasta que llega al consumidor final.
Antes, primaba la economía lineal con su naturaleza de usar y tirar, pero se ha quedado atrás para dejar paso a la economía circular. Esta incorpora el ecodiseño con productos que incluyen criterios medioambientales en todas sus fases: concepción, desarrollo, transporte y reciclaje.
Las materias primas y los recursos naturales son finitos y este nuevo modelo optimiza los recursos y energía para prolongar indefinidamente el valor de los productos.
Si miramos a nuestro alrededor podremos encontrar múltiples opciones de ecodiseño. Algunas de ellas se han hecho muy populares últimamente.
Los productos derivados del bambú son una opción: cepillos de dientes, cepillos de pelo, bastoncillos, cubiertos, utensilios de cocina, gafas de sol…
También encontramos productos como las botellas de metal, muebles, ropa, calzado y joyas.
Estas innovaciones se encuentran en diferentes ámbitos y podemos incorporarlos a nuestro día a día con creciente facilidad, convirtiéndose en mejor opción que los productos utilizados regularmente.
Los beneficios del ecodiseño son muchos y realmente importantes para plantearse hacer cambios en nuestro consumo.
Para comenzar mejora la calidad de vida de millones de personas, reduce la pobreza, aumenta la competitividad y abarata los costes económicos, ambientales y sociales.
También destacan:
Una tendencia asentada
El ecodiseño está regulado mediante su propia normativa, que acredita la naturaleza sostenible de los productos que salen al mercado. Existen tres certificaciones:
Cradle to Cradle (C2C): certifica y promueve la innovación en productos sostenibles analizando su sostenibilidad partiendo de cinco factores: salud material, reutilización de los materiales, uso de energías renovables, administración del agua y responsabilidad social.
ISO 14062: de carácter internacional, establece la evaluación de la integración de los aspectos ambientales en el diseño y desarrollo del producto.
ISO 14001: permite a las empresas acreditar su compromiso con la lucha por el medio ambiente mediante la gestión de los riesgos ecológicos propios de la actividad que realizan.