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Fast fashion: un contaminador oculto

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Fast fashion: un contaminador oculto
12 noviembre 2025 -

La otra cara de la moda rápida

El fenómeno del fast fashion, o moda rápida, ha transformado nuestra forma de consumir ropa. Las prendas se producen a gran velocidad, a bajo coste y con materiales de poca durabilidad para adaptarse a las tendencias que cambian cada pocas semanas. Este modelo de consumo, que busca la inmediatez y la renovación constante, ha generado una gran cantidad de residuos textiles y un fuerte impacto ambiental en todo el planeta.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la industria textil es responsable de cerca del 10 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, consume alrededor del 20 % del agua dulce utilizada globalmente y libera millones de toneladas de microplásticos al mar cada año. Además, los procesos de teñido y producción implican el uso intensivo de químicos que contaminan ríos y suelos.

El impacto en el medio ambiente y en nuestra ciudad

Aunque el problema es global, sus efectos también se perciben a nivel local. En Málaga, el incremento del consumo y desecho de prendas ha provocado un aumento de residuos textiles que no siempre terminan en los canales adecuados. Muchas de estas prendas están fabricadas con fibras sintéticas, como el poliéster, que pueden tardar más de un siglo en degradarse.

Desde Limpieza de Málaga trabajamos cada día para mejorar la gestión de los residuos urbanos y recordamos la importancia de actuar de forma responsable:

  • Si la ropa está en buen estado, puede donarse a asociaciones, entidades sociales o puntos de recogida solidarios que la redistribuyen para su reutilización.
  • Si la ropa está deteriorada o rota, debe depositarse en nuestros contenedores grises, donde se gestionará correctamente como residuo doméstico.

Cómo reducir el impacto del fast fashion

El cambio empieza por nuestras decisiones. Apostar por un consumo más consciente implica elegir prendas de mayor calidad, elaboradas con fibras naturales o recicladas, y priorizar el comercio local o las marcas comprometidas con la sostenibilidad. También es fundamental dar una segunda vida a la ropa, reparando o reutilizando lo que ya tenemos.

Evitar compras impulsivas, valorar la durabilidad de las prendas y revisar nuestro armario antes de adquirir nuevas son gestos sencillos que contribuyen a reducir el desperdicio textil y cuidar del planeta.