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Los profesionales que diseñan espacios de vida proyectan en ellos los pensamientos e influencias en cada momento, por lo que el auge del desarrollo sostenible junto con la aparición de nuevos materiales y estéticas nos han conducido al concepto de arquitectura sostenible.
La arquitectura sostenible se basa en utilizar tecnologías y materiales respetuosos con el medio ambiente en el proceso de construcción, minimizando el impacto negativo en el entorno mediante un consumo energético efectivo, aprovechando al máximo los residuos y reutilizándolos.
Como los edificios son los principales emisores de gases de efecto invernadero -ya que requieren muchos recursos naturales y elevadas cantidades de energía para su transformación-, en diversos países se comenzó a valorar la posibilidad de construir casas-contenedor. Si una de las mejores maneras de ser sostenible es reutilizando materiales, ¿por qué no también aprovecharlos para construir viviendas?
Una casa-contenedor es un espacio habitable en el interior de un contenedor de carga. Hoy por hoy podemos encontrar todo un amplio mercado en torno a estas peculiares edificaciones. Pero, ¿qué las hace especiales?
Son seguras porque su estructura principal es un contenedor de transporte inicialmente diseñado para soportar cargas realmente pesadas, cuyo marco metálico es fuerte, duradero y capaz de sostener muchas más toneladas que las que componen el propio peso de una casa.
Son ecológicas porque con ellas se reutilizan materiales como el acero, cuya fundición -una vez en desuso- implicaría la emisión de toneladas de CO2 a la atmósfera. Además, su impacto paisajístico es menor, ya que ocupan menos espacio que una casa convencional. Casas convencionales, además, cuya construcción implica un gasto energético muy superior, así como elevados consumos de agua en el proceso de fabricación de materiales como hormigón, ladrillo…
Son baratas, ya que pueden encontrarse por unos 600€ por metro cuadrado, aunque esto dependerá de la calidad de los materiales, del diseño y del tamaño del contenedor. Además, ya están hechas y tan solo hay que acondicionarlas, por lo que se puede disponer de ellas en plazos realmente cortos (aproximadamente un mes).
Un perfil muy definido
Muchas son las personas que, fieles a su conciencia ambiental, protegen diariamente su entorno con pequeños gestos como el reciclaje doméstico y con ello suman para hacer posible un futuro mejor, aunque para muchas de ellas es difícil hacerse a la idea de vivir en una casa-contenedor, especialmente para los perfiles de mayor edad.
Es un paso importante que no todo el mundo está dispuesto a dar, y un reflejo de ello está en el grueso del propio mercado, compuesto en us mayoría por menores de 50 años.
Y tú, ¿serías capaz de vivir en un contenedor?