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Vamos a ponernos en situación. Ya es hora de que esa sartén que llevas usando tanto tiempo pase a mejor vida. Pero, ¿sabías que el menaje de cocina tiene una forma específica de desecharse? El reciclaje en la cocina puede ser el siguiente paso en tu educación medioambiental.
En general, la forma de proceder es llevándolos al punto limpio más cercano a tu ubicación. Recuerda que, además del punto limpio fijo, puedes acercarte al móvil si te viene mejor sólo con introducir tu código postal.
Como ya sabrás, los utensilios que usamos para cocinar y comer están hechos de materiales especiales. Este hecho impide precisamente que puedan ser tratados como cualquier otro objeto a la hora de desecharlos.
Por ello, hoy os traemos una serie de consejos e indicaciones para actuar de manera correcta. Con ello, conseguiremos ser consecuentes con nuestro entorno medioambiental desde nuestra cocina.
Efectivamente, y como ya adelantamos al principio, las sartenes y las ollas se pueden reciclar.
Normalmente, este tipo de utensilios gozan de una larga vida. Pero es muy importante estar alerta y vigilarlos constantemente. Un claro síntoma de que se deben sustituir es la aparición de rayajos u otro tipo de daños poco comunes en su material.
¿Los alimentos que cocinas se pegan al fondo con facilidad? Esta es otra de las señales que indica que debes renovarla, ya que significa que está perdiendo sus propiedades antiadherentes.
Normalmente, el material del que están hechas puede variar. El mango casi siempre es de plástico y el resto puede ser titanio o aluminio, aunque también podemos encontrar de acero o incluso de cerámica.
Podemos encontrar sartenes compuestas de hierro o acero, por un lado, o de residuos como el plomo, estaño, aluminio y cobre.
Debido al material del que están formados los cubiertos (normalmente de acero inoxidable), existen dos maneras de proceder a su reciclaje.
La primera ya la sabemos: llevarlas al punto limpio más cercano que tengamos. La segunda es tirarlos en el contenedor gris, ya que en un principio su material no es tóxico. Por tanto, no supone ningún tipo de riesgo para el medio ambiente.
Pero, ¿qué ocurre cuando los cubiertos que usamos son de plástico de un solo uso? ¿Dónde debemos tirarlos? A pesar de su prohibición a partir del año 2021 en Europa, su uso sigue siendo muy común en ocasiones especiales.
Contra la creencia popular, la forma de proceder a reciclarlos en este caso sería llevarlos al contenedor de restos (gris), por el material del que están hechos y porque no se consideran envases.
Algo muy diferente ocurriría con los platos de plástico. Al ser considerados un envase, estos sí deberían ir al contenedor amarillo, ya que cuentan con una cantidad considerable de plástico como para que el proceso de reciclaje sea satisfactorio.
En cuanto a las pajitas, es cierto que existen alternativas más sostenibles o más saludables. Pero no hay que olvidar que estas pueden marcar la diferencia para las personas con discapacidad. Son un vehículo hacia una mayor independencia en algo tan sencillo como beber para personas con limitaciones de movilidad.
Llegados a este punto conviene trazar una línea para separar las maneras de actuación en función de la situación.
Si la vajilla está rota, sus trozos se deben tirar al contenedor de restos (color gris).
En cambio, si lo único que queremos es reciclar ese plato que lleva con nosotros demasiado tiempo pero su integridad es completa, deberemos proceder llevándolo al punto limpio más cercano.
Como puedes ver, el mundo del reciclaje y el medioambiente no se limita a ciertos campos. El gesto de ser amigable con nuestro planeta se puede hacer desde cualquier ámbito incluido el que te presentamos hoy: la cocina.
Anímate a adquirir estos hábitos que sin duda contribuirán a apostar firmemente por el futuro de todos. Cuando recicles, no te olvides del menaje de cocina.