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El proceso de reciclar vidrio es un ejemplo perfecto de sostenibilidad y economía circular. Para completar este circuito en círculo, el vidrio debe pasar por 6 etapas:
Este circuito puede repetirse infinidad de veces.
Para su correcta reutilización, el vidrio depositado en su contenedor pasa por diversas fases en las plantas de reciclaje. Los camiones que llegan a planta, descargan el vidrio y se transporta en unas cintas que se encargan de separar el material útil de todo el material que indebidamente se ha depositado en el contenedor verde (plásticos, tapones, latas…). Estos residuos se clasifican y se trasladan a sus respectivos recicladores.
Las cintas llevan incorporadas unos imanes permanentes que retiran todos los materiales férreos, como son los tapones de frascos, tarros y botellas. Posteriormente, los fragmentos de vidrio se clasifican según su tamaño mediante diversas cribas.
Los trozos de vidrio pasan a continuación por una maquinaria que detecta, mediante el paso de la luz, fragmentos de vidrio opacos. Cuando alguno es detectado, la maquinaria lanza un chorro de aire comprimido que saca de la corriente ese trozo. De esta manera se consigue un cribado de impurezas aún mayor.
Por último, el vidrio es triturado hasta convertirse en calcín (vidrio limpio y molido). El calcín permite fabricar envases de vidrio con las mismas propiedades y calidad que los originales. Pero con una diferencia, los envases realizados con este material -calcín- necesitan menos temperatura de fusión, por lo que en el proceso de fabricación se consume menos energía.
Al reciclar vidrio se lucha contra el cambio climático: