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Seguro que alguna vez te has lamentado de haber tenido que desechar ciertos productos alimenticios habiéndolo podido evitar con una correcta organización y optimización de los medios de los que dispones. Te contamos cómo evitar el desperdicio de alimentos.
Hoy te traemos varios consejos para contribuir a un mejor aprovechamiento de tus alimentos. Recuerda que con estos pasos también estarás contribuyendo a mejorar el medioambiente reduciendo al máximo posible los residuos que se generan con ello y siendo más solidarios.
En ocasiones tendemos a confundir estos dos términos pensando que significan exactamente lo mismo. Pero nada más lejos de la realidad.
La fecha de caducidad indica el día a partir del cual el alimento deja de ser seguro a la hora de ingerirlo porque se haya producido una pérdida de algunas cualidades inherentes al mismo. Una vez llegada la fecha indicada en el envase, este se debe desechar y no ingerir bajo ningún concepto porque podría ser peligroso para nuestra salud. Es bastante común encontrarlos en productos pasteurizados (leche, yogures, quesos…), carnes, pescados o cremas.
La fecha de consumo preferente, sin embargo, es bastante diferente. Esta indica el momento a partir del que el producto comienza a perder algunas de sus facultades, pero en ningún momento podría suponer ningún peligro para la persona que lo ingiere. Es importante remarcar que para que esto suceda el producto debe estar sin abrir en ninguno de los casos y en las condiciones que se indican en su envase.
Por todo esto, es importante conocer la diferencia entre ambas ya que un producto con la fecha de consumo preferente vencida sigue siendo totalmente apta para su consumo en condiciones correctas. Así, este alimento no tendría que ser desechado en ningún caso, siempre comprobando de manera previa su estado.
A modo de curiosidad, ¿sabías que hay alimentos que no tienen fecha de caducidad? Quizá se te venga a la cabeza el ejemplo de la miel y los envases llenos de este alimento que han encontrado en perfectas condiciones después de más de 3.000 años, pero hay muchos más.
Las legumbres, el arroz o la harina son otros de los alimentos de este grupo, que podrás consumir siempre sin miedo a sus condiciones.
Seguramente esta práctica no te será muy familiar escrita en su palabra anglosajona, pero no es otra cosa que planear y cocinar las comidas de toda la semana en un solo día.
De esta manera, optimizarás todos los recursos y, sobre todo, disminuirás el desperdicio de comida ya que cada día dispondrás de lo justo sin que sobren restos.
Es una acción cada vez más extendida y lo cierto es que reporta grandes beneficios por su simpleza. Congelar ciertos alimentos que nos sobren es una de las mejores opciones para no tener que desecharlos.
Si iniciamos el proceso de congelación en un envase apropiado (puede ser de plástico o, todavía mejor, de cristal) señalando la fecha en la que este comienza, seguiremos evitando un desperdicio masivo de alimentos.
Lo que a priori puede parecer algo más que obvio, no siempre lo tenemos presente a la hora de cocinar. Es de suma importancia seguir esta máxima y consumir en primer lugar los alimentos que compremos antes, ya que se supone que serán los que antes venzan su fecha de caducidad.
Siguiendo estos trucos, podremos evitar desperdiciar alimentos que podrían aprovecharse optimizando correctamente su uso.
Según el ‘’Índice de Desperdicios de Alimentos 2021’’, en el año 2019 las toneladas de alimentos desaprovechados ascendieron a 931. Esto supone que, en términos de basura, un 17% del total de la producción alimentaria fue a parar a los contenedores.
Como vemos, este es un problema contra el que tenemos que luchar para hacer el planeta un lugar mejor. Recuerda siempre seguir, además, la regla de las tres ‘’R’’: reducir, reutilizar y reciclar.