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Se conoce con las siglas RAEE o Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos a aquella chatarra electrónica, desechos electrónicos o basura tecnológica que ha sido desechada y donde su vida útil a finalizado.
En España, la normativa que regula esta categoría de residuos es el Real Decreto 110/2015 de 20 de febrero, sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE).
¿Cómo se clasifican los RAEE?
Desde 2018 en España se establece una lista de 7 categorías o división de fracciones de basura tecnológica o residuos que debemos tener en cuenta:
FR1 – Aparatos de intercambio de temperatura, como frigoríficos.
FR2 – Monitores y pantallas.
FR3 – Lámparas.
FR4 – Grandes aparatos (>50cm), electrodomésticos grandes como lavadora o lavavajillas.
FR5 – Pequeños aparatos (<50cm), electrodomésticos pequeños como aspiradoras o planchas.
FR6 – Aparatos informáticos y de telecomunicaciones con componentes peligrosos, como ordenadores portátiles, teléfonos móviles, GPS, impresoras, teléfonos, etc.
FR7 – Paneles fotovoltaicos.
Tenemos que diferenciar entre dos conceptos:
AEE: aparatos eléctricos y electrónicos que para su funcionamiento es necesario corriente eléctrica o campos electromagnéticos, y
RAEE: aparatos eléctricos y electrónicos que pasan a ser residuos, es decir, los AEE, ya sea por la obsolescencia programada, renovación, substitución, roturas… Incluye todos los componentes, subconjuntos y consumibles que forman parte del producto en el momento en que se rechaza.
Las 10 sustancias peligrosas más habituales de los AEE que deben ser gestionadas y tratadas, una vez que los aparatos se conviertan en basura electrónica o RAEE son los siguientes:
Cadmio: Más del 90% en las pilas recargables.
Plomo: Más del 90% en las baterías y pequeñas soldaduras.
Óxido de plomo (utilizado en el vidrio): Más del 80% en los tubos de rayos catódicos mientras que el resto procede de las lámparas y los tubos fluorescentes.
Mercurio: Más del 90% procede de las pilas y sensores de posición con una pequeña contribución por parte de los relés y lámparas fluorescentes.
Cromo hexavalente: Utilizado como inhibidor de corrosión en el sistema de refrigeración de los refrigeradores por absorción.
Níquel: Baterías Ni-Cd.
PCB (Bifenilos policlorados): Más del 90% provienen de los condensadores y transformadores.
Compuestos bromados/retardantes de llama: Más del 80% dentro de los ordenadores, con menores contribuciones por parte de los aparatos de TV y aparatos eléctricos de cocinas domésticas.
CFC, HCFC, HC: Unidades de refrigeración y espumas aislantes.
Cloroparafinas: Más del 90% en el PVC de los cables.
Los datos extraídos del informe Global E-Waste Monitor de 2020 indican que la acumulación de basura eléctrica y electrónica puede alcanzar los 74,7 Mega Toneladas (Mt) en 2030 a nivel global.
Si no se realizan acciones para parar esta tendencia, los datos prácticamente se doblarán en un periodo de 16 años (2030).
Desde Limasam os animamos a contribuir a la reducción de estos residuos electrónicos en Navidad, con pequeñas acciones que, en conjunto, lograrán un gran resultado para nuestro planeta, ¡anímate a la causa!