Lo último sobre la limpieza de Málaga
Desde el 16 al 24 de noviembre se celebra la Semana Europea de Prevención de Residuos (EWWR), un evento anual para concienciar a los ciudadanos europeos de la necesidad del compromiso colectivo hacia la gestión sostenible de residuos.
La iniciativa, promovida por la Comisión Europea, pone el foco en su 16ª edición en el desperdicio alimentario y anima a todos los europeos a centrarse en las 3R -reducir el consumo, reutilizar los productos y materiales y reciclar los residuos- bajo el lema “El buen gusto no tiene desperdicio”.
El desperdicio de alimentos implica todos aquellos alimentos, incluidas las bebidas y las partes no comestibles, que son desechadas por la cadena de suministro de alimentos desde la fabricación, la venta y el consumo en los hogares.
Actualmente, existe un problema con el desperdicio alimentario en Europa ya que en los países de la Unión Europea producen más de 59,2 millones de toneladas de desperdicio alimentario, lo que corresponde a 132 kg por habitante. También este problema existe a escala global ya que un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se desperdician.
Estos datos significan impactos tanto económicos como medioambientales negativos sumado a que en el mundo más de 37 millones de personas no pueden permitirse una comida de calidad cada dos días.
Según apunta la Comisión europea, se estima que el desperdicio alimentario que se produce anualmente en Europa tiene un valor de mercado asociado de 132.000 millones de euros.
Asimismo, el desperdicio alimentario tiene como consecuencias emisiones de gases de efecto invernadero y un malgasto de recursos como tierras de cultivo y recursos de agua dulce y fertilizantes para la producción de alimentos.
Todos los actores de la cadena alimentaria pueden llevar a cabo acciones para reducir el desperdicio alimentario, pero en nuestro día a día podemos incorporar gestos para prevenir esta problemática medioambiental:
Además de estas acciones, otro gesto que también contribuye a erradicar el problema del desperdicio de alimentos en el reciclaje de los restos orgánicos.
En Málaga, se ha implantado el contenedor marrón para la separación de restos orgánicos y su aprovechamiento como compost o energía energía renovable.